«Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes.»
(ALBERT EINSTEIN).
Si realmente pretendemos tener un país que crezca sostenidamente y con un desarrollo que incluya al conjunto de los argentinos, los dichos de Einstein deberían ser un llamado a la reflexión a toda la dirigencia del sector público y privado con independencia de sus pensamientos políticos. ¿Hasta cuándo seguiremos discutiendo estérilmente sobre recetas aplicadas por unos u otros que no nos han brindado soluciones duraderas? ¿No ha llegado la hora de probar nuevas teorías o herramientas?
Con este pensamiento, desde la Fundación Inclusión Productiva hemos estructurado a mediado de 2019 lo que hemos denominado el PAD (Peso Argentino Digital) que, de acuerdo con los estudios realizados con información emanada del BCRA, AFIP, Indec, entes públicos nacionales e internacionales, daría importantes beneficios financieros y fiscales, ítem no suficientes, pero sí necesarios para crecer y desarrollarnos.
Se ha conformado una plataforma que consiste en digitalizar el peso por la vía del sistema financiero, transformando los billetes y monedas en circulación, desperdigados e inutilizados en los bolsillos de los argentinos, en saldos de cuentas de bancarias que tienen o tendrán los titulares de esos billetes, los que podrán disponerse digitalmente (tarjetas de crédito/débito y/o a través de sus herramientas web comúnmente denominadas «bancarización» y/o «banca electrónica» instrumentadas mediante Internet, telefonía celular u otras).
Este traslado de fondos a los bancos permite más que duplicar el volumen operativo de los mismos, logrando con rentabilidad remunerar los depósitos de plazo fijo con tasas superiores a la inflación y otorgar créditos a tasas menores a la misma.
Asimismo, al quedar todos los movimientos de débitos (ingresos) y créditos (egresos) grabados en las cuentas de los clientes, no podrán desconocerse los cobros y pagos realizados y por lo tanto se elimina la evasión fiscal. Si contrastamos estos beneficios con la realidad, podremos dimensionar su importancia:
– El sistema financiero tiene una cartera prestable que representa 21% del PBI y para los sectores económicos privados (no consumo) destina 4%. ¿Puede haber crecimiento con este sistema paupérrimo que no debería financiar menos de 50% del PBI?
– Los plazos fijos pagan tasas de intereses negativa (menor a la inflación), los ahorristas se descapitalizan, al momento de depositar compran diez caramelos, al retirar el dinero compran ocho. ¿No es lógico que se vuelque a la especulación, dólar u otros instrumentos financieros?
– Los intereses de los préstamos son a tasas positivas (mayor a la inflación), sin duda inaccesibles, salvo los subsidiados por el Estado que terminamos pagándolo todos con inflación. ¿Podemos con estos bancos crecer y generar trabajo para combatir la desocupación y la pobreza?
– Para inversiones públicas y privadas se piden dólares a entes internacionales, que entran al BCRA y este emite pesos que entrega al solicitante, créditos que hay que devolver en dólares a pesar de que las inversiones no lo generan. Con el PAD, sin emisión monetaria, bancos nacionales podrían financiar y cobrar en pesos ¿Tiene sentido optar por lo peor?
– Hoy tenemos 45% a 50% que no paga los impuestos y 40% que no paga las leyes laborales. Si todos tributaran no solamente dejaríamos de tener déficit, sino que pasaríamos a tener un superávit que permitiría bajar los impuestos y las leyes laborales. ¿Estaríamos hoy discutiendo el acuerdo con el FMI?
– Es una realidad que, si las empresas tienen que ajustarse a todas las normas fiscales, una gran parte debería cerrar sus puertas lo que provocaría tener mayor pobreza y desempleo. ¿Es justo que avalemos que los empresarios tengan que delinquir (la evasión está penada por leyes) para poder subsistir?
A pesar de estas realidades que podríamos revertir y que beneficiarían a una gran parte de los argentinos, siempre priman los análisis subjetivos y negativos en los que se señalan los inconvenientes. Nosotros sostenemos que, como en todo cambio se tienen problemas, pero solucionables, como el de educar, que se instalen las comunicaciones en los lugares donde no existen o no funcionan correctamente y otros. Lo importante es que estos argumentos no sean utilizados en términos de imposibles, por los que evaden, coimean, especulan y cometen ilícitos.
De acuerdo con todo lo expresado, se podrá observar que la estructuración del PAD no conlleva ninguna bandería política e ideológica. Primó para su desarrollo un análisis racional pragmático-estratégico, tomando el avance tecnológico como una herramienta viable y concretable con inmediatez para aportar soluciones, así sean parciales, a la difícil situación económica, financiera y fiscal coyuntural y estructural por la que atraviesa nuestro país.
Para implementar esta estructuración, hemos analizado y desarrollado propuestas de leyes que debe aprobar el Congreso de la Nación y normas que deben emanar del BCRA y de la AFIP.
Los estudios realizados quedan a disposición de todos los organismos públicos y privados. Los invitamos a sumarse a profundizar los análisis.